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¿Recursos clave o no clave?

     Para diseñar la organización de tu equipo, necesitas entender bien qué tipo de recursos requieres para empezar a funcionar como startup y, después, como empresa.      Algunos de estos recursos los considerarás clave porque la relación de confianza con ellos es sobre la que se sustenta lo que vas a construir, y esta relación debe ser a largo plazo. Por ejemplo, si quieres poner en marcha una panificadora con un modelo de negocio innovador, seguramente tu proveedor de harina y esa harina sean recursos clave; si la sal no es clave para el sabor de tu pan, la podrás comprar en una gran superficie o en un supermercado, y tu proveedor o el tipo de sal no serán recursos clave; si la limpieza de la nave no requiere de una precisa cualificación, y el producto de limpieza puede adquirirse el cualquier supermercado siempre que desinfecte y no sea tóxico, el equipo de limpieza y los productos de limpieza no son recursos clave; si la limpieza de las máquin...

Imaginando, imaginando... ¡tienes una idea!




Paseando, viste una situación no resuelta que te llamó la atención, ¿será que alguien tenía una necesidad pero no se la han sabido resolver a tiempo?

En el día a día, descubrimos multitud de instantes donde a alguien le gustaría que algo resolviese una dificultad de manera sencilla, y que en ese momento no dispone de ello. Es entonces cuando imaginamos e imaginamos, y se nos puede ocurrir una solución que podría ayudarle a salir de ese momento con mayor facilidad que el modo en que lo está resolviendo. Es esa ocurrencia a la que llamamos idea. Si somos atrevidos, podríamos acercarnos y sugerirle que "pruebe nuestra idea" que creemos que le ayudará a resolver su problema. ¿Y si en realidad se la complicamos porque no hemos tenido en cuenta otros factores que dificultan esa tarea? Es aquí donde empieza la reflexión acerca de nuestra idea, a veces llamada "idea feliz", para acercarla a la verdadera "idea resolutiva" del problema.

Tener una idea es un buen comienzo. Tener una idea después de un estudio de las necesidades del cliente, y de las restricciones del entorno para ponerla en marcha, es un mejor comienzo. 




Es por ello que se requiere de una aplicación metodológica de la búsqueda de la empatía con el cliente, entendiendo sus necesidades, qué le afecta personalmente, qué le gustaría tener, y qué factores del entorno condicionan su necesidad.

Imaginando, imaginando, a través de una lista de preguntas que indagan en la necesidad real del cliente, tienes una idea, o varias, que pueden ser el origen de la solución a su problema. Ideas coherentes, ideas alocadas, todas por explorar con el cliente.

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