Quizá eres un artista y la creatividad la expresas a través de tus obras. Una foto, una canción, una escultura, un póster de una campaña de marketing, un flyer, una pintura al óleo, una lámina de acuarela, un balaústre de madera, un diseño de un mueble, la carrocería de un nuevo coche, el cartel anunciador de las fiestas, o la forma, olores y colores del producto comercial de una empresa: hay infinidad de productos sobre los que puedes plasmar tu creatividad.
Quizá te gusta más inventar algo que dé respuesta a un servicio. La historia está llena de inventores famosos, y no famosos, que desarrollaron un producto que alguien llevó al mercado. Otros desarrollaron productos que quedaron en su garaje o en su trastero, o simplemente lo utilizan para resolver un problema que tuvieron ellos mismos en casa. Los estudiantes inventan también, y hay maratones inter-escuelas para mostrarlos y dar premios al invento más original.
Los creativos y los inventores tienen la suerte de poder ofrecer al mundo objetos y expresividad que en el día a día se nos olvida que puede existir.
Quizá te sientes emprendedor porque estás todo el día imaginando soluciones. Sientes que puedes hacer algo más que imaginar y tener ideas.
El emprendedor tiene una parte de creativo y una parte de inventor, pero además necesita tener una parte de iniciativa aventurera, de liderazgo, y de comercial. El emprendedor necesita canalizar su creatividad e inventiva enfocada al mercado, aportando su lado más comercial para entender al cliente y venderle su producto, liderando a su equipo en la aventura del proyecto emprendedor. EL emprendedor sabe que si no escucha al cliente, no conseguirá la venta de su producto diseñado para el mercado.
El emprendedor buscará rodearse del mejor equipo, de los mejores creativos e inventores para que aporter el mayor valor añadido a su producto comercial en el que trabaja cada día para acercarlo a sus clientes.
El emprendedor entiende que el proyecto de emprendimiento va más allá de la idea, la creatividad y el invento, que es un proceso de madurez hasta encontrar el encaje producto-mercado, que debe buscar inversión para su proyecto y que, además, hay que hacerlo llegar al cliente a través de canales de distribución, de venta, de marketing y de comunicación. El emprendedor debe vender su producto para que su proyecto siga adelante. La Diana te cuenta todo esto.
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